¡Las nueces Pizarro!
Porque proceden directamente de las fincas de Borges en Extremadura y llegan sin intermediarios del campo a la mesa.
Porque logran transmitir las particularidades de unos campos únicos, cultivados con mimo desde 1987 por agricultores de la zona.
Porque se elaboran bajo los más estrictos criterios de sostenibilidad, mediante procesos cuyo fin es reducir la huella hídrica y la de carbono, favorecer la economía circular y proteger la biodiversidad de la zona.
Porque se trata de un producto único, de intenso sabor y textura aterciopelada, capaz de dar un toque especial a cualquier plato y ―como solo lo consiguen los grandes alimentos― alegrarnos el día con solo un puñado.
¡Y también, claro, porque están buenísimas!