Puede que seas un cocinillas avanzado y que domines con maestría eso de incorporar fruta a recetas saladas. Pero también hay quien solo se atreve a poner piña a una pizza de jamón para convertirla en hawaiana. Para ellos, aquí van 5 claves sencillas e infalibles para acertar con los tándem de sabores:
Los guisos de caza son fieles a salsas y guarniciones con castañas, ciruelas o manzana. El pato con frutos rojos y el pollo o pavo con ciruelas o manzana. Sin duda, las carnes son un producto muy adaptable a recetas de toque frutal.
Cuidado con el pescado, es uno de los alimentos más complicados de combinar con fruta. Sin embargo, conocida es la ensalada de bacalao y naranja, un dúo perfecto. Como lo es también el atún rojo con el mango, ingredientes con los que conseguirás un colorido tartar.
El mango es un compañero ideal también para el foie, que tampoco queda nada mal con manzana reineta o frutos rojos. Las confituras y compotas le van de lujo para rebajar el exceso de grasa y limpiar en boca.
La sandía y el melón son grandes frutas aliadas para ensaladas de temporada. La primera va estupenda con tomate, la segunda con quesos como el feta y, por supuesto, el consabido jamón; mítico dúo que puedes reinventar, por ejemplo, con una crema fría de melón rematada con chips de jamón.
La piña, más allá de la pizza hawaiana, tiene una aplicación en cocina salada bastante versátil. Ensaladas con marisco, pollo o pavo, acompañando salmón ahumado o cocinada como guarnición en daditos de guisos de cerdo son algunas de sus fórmulas infalibles.