Pese al carácter supuestamente festivo de Halloween conviene recordar en este post que son unas fechas de claras connotaciones gastronómicas en las que se recuerdan a los que ya no están. Pero no todas las culturas celebran la ausencia de seres queridos de igual forma. Ni en la mesa ni fuera de ésta. Hoy daremos una rápida vuelta al mundo para descubrir algunas de estas tradiciones:
España
¡Será por diversidad! Llega Todo los Santos y cada rincón de España saca de la cocina un plato, generalmente dulce, distinto. Pese a la irrupción de la importada calabaza en los últimos años, la hortaliza aún tiene que encontrar su sitio frente al predominio y la popularidad del panellet, de la castaña, del pestiño, del buñuelo de viento…
En Cataluña, Valencia y Baleares, igual que las castañas y los boniatos asados se comen panellets, unos mazapanes a base de azúcar, almendra molida, huevo y patata o boniato, recubiertos con clara de huevo y piñones, aunque también los hay de coco, chocolate, café, membrillo… Dulces a base de frutos secos y azúcar para mitigar el recuerdo y la nostalgia. Bocaditos como los buñuelos de viento, cuya receta varía según la zona —la base es una masa frita rellena de nata o de crema pastelera—, o como los huesos de santo de Castilla, cuya forma cilíndrica de color blanco —masa de mazapán- recuerda un hueso con su tuétano— van rellenos de yema de huevo, o de chocolate, o coco, o fresa, o turrón, o boniato, o castaña o frutas exóticas—. También en Castilla se toman puches castellanas —agua cocida con anises, azúcar—; mientras en Andalucía degustan gachas de leche: harina, leche y miel o azúcar que se adereza con limón, canela y anís.
Pero aún hay más. Anota: el dulce de membrillo, que en Extremadura se come en el campo porque entra dentro de las costumbres de la gente; y los pestiños andaluces -harina, aceite de oliva y azúcar a los que se puede añadir limón, miel y vino de Jerez-. Su consumo se extiende incluso a Navidad. En Cádiz, por Tosantos, que así llaman allí a la víspera de Todos los Santos, disfrazan a los conejos, los cerdos, las gallinas de los mercados, y hacen muñecos con frutas, verduras y frutos secos con ganas de hacer broma. Spain is different!
EEUU
Para que podáis presumir de cultura general e incluso gastronómica, os diremos que Halloween no es una tradición originaria de Estados Unidos, por mucho que desde allí haya llegado al resto del planeta, sino de Irlanda. Así las cosas, la inmigración y el made in USA hicieron el resto.
No falta el pastel ni el bizcocho o el flan de calabaza, of course, y se juega mucho a imitar la iconografía macabra en la presentación de los platos. Por ejemplo: ponche negro de frutas (sin alcohol, ideal para los niños, protagonistas de la noche terrorífica), sándwiches funerarios (en los que no falta la inscripción RIP en el pan), fantasmas de merengue (sobran las explicaciones, ¿no?).
También la manzana tiene protagonismo, ya que es época de cosecha de esta fruta. Normalmente, se consume en su variedad más dulce o directamente caramelizada. Los dulces tampoco faltan, e incluso con nombres tétricos: Black and Orange Boo Cups (tazas de abucheo negro y de naranja), Creepy Crawlers (Aduladores espeluznates), Mini Pumpkin Patch Cakes (Mini tartas de trozos de calabaza), Nutty Ghosts (Fantasmas de nuez), Spider Critter Cakes (Tortas de bicho de araña), Spooky Snack Hands (Manos de bocado), Frightful Sweets (caramelos espantosos), Shortbread Fingers (Mantecado de dedos), Sugar Cookie Ghosts (fantasmas de galleta de azúcar), Gingerbread Jack O’ Lanterns (linternas de jack de hojaldre)…
Brasil
Allí la tradición de Halloween (el Día das Bruxas o Día de las Brujas) se celebra el 31 de octubre y está cobrando peso en el calendario festivo, también gracias a la aportación
gastronómica que identifica la efeméride. La calabaza, en este sentido, se hace omnipresente. Un ejemplo es el camarão na morronga (langostinos en calabaza), uno de los platos más emblemáticos y sabrosos del que siempre querrías repetir ración. Se vacía parte de la calabaza y se pone en el horno. Después se rellena con langostinos marinados con sal y zumo de lima y ligeramente salteado en aceite, un poco de queso y un sofrito de ajo, cebolla, perejil, cebollino, cilantro y tomate batido.
Polonia
Los cementerios del país se engalanan para la ocasión y de noche predominan la luz de las velas. Durante esta época comienza a apretar el frío —la verdad es que ya hace un frío que pela—, así que se toman platos que calientan el cuerpo y el alma. Es decir, platos que resucitan a un muerto, como el bigos, una receta muy popular a base de col agria fermentada con setas y carne de todo tipo. Todo ello, regado con un vino que se cuece durante días.
Al ser un día festivo, las familias se reúnen en casa para comer; dejando atrás los tiempos en que lo hacían en el mismo cementerio (una costumbre habitual entre los siglos XIV y XVIII) en los que se comían alimentos que allí se consideran del más allá: semillas de amapola, miel, nueces, productos del bosque, setas deshidratadas, trigo…
India
No hay fiesta que recuerde a difuntos, ni Halloween que valga, aunque allí, con el colorido y las ganas de fiesta, sería una interesante fusión propia de Bollywood. Por contra, son fechas en las que se celebra el Diwalli o la fiesta de la luz. No tiene fecha fija en el calendario, aunque suele caer siempre en octubre. ¿Y en cuanto a la gastronomía? Pues está presente en la misma decoración de las fachadas, que se iluminan haciendo quemar mantequilla y aceite vegetal. Se comen infinidad de dulces. De hecho, en la India se pirran por ellos y tienen un catálogo vastísimo que se regalan entre ellos familiares y amigos.
Méjico
El Día de Todos los Santos se asemejaría aquí una fiesta nacional. De carácter inminentemente festivo y popular, la efeméride está enraizada en la cultura del país, que sabe hacer de sus tradiciones e incluso de sus orígenes un festón en la mesa. La veneración a los difuntos es enorme, así que Halloween no ha podido con la tradición de adornar tumbas, elevar altares caseros con fotos, alimentos y bebidas que gustaban al difunto honrado. Para pasar la pena de recordar a los que ya no están se come un pan dulce denominado Pan de Muerto, hecho con levadura, que se sirve en las cenas, durante las que se regalan entre amigos los cráneos hechos con azúcar y adornados con la correspondiente inscripción referida al obsequiado.
China
¿Halloween? Es probable que si preguntáis por esta celebración, muchísimos chinos (y eso son decenas y decenas de millones de chinos) pongan cara de no saber de qué estáis hablando. Sólo fruto de la globalización, algunos —los jóvenes, sobre todo en las grandes ciudades— se disfrazan con motivos alusivos a la festividad en recuerdo de los muertos, si bien no se come nada en especial. Tampoco se celebra el 1 de noviembre como el Día de Todos los Santos. Ya se sabe, allí sus biorritmos y costumbres son otras…
Para contrarrestar el protagonismo occidental en la festividad relativa a los difuntos, los chinos tienen el qing ming, es decir, el Día del Barrido de Tumbas, que se celebra en abril. La gente visita los cementerios, lleva ramitas de sauce y las coloca en las puertas para protegerse de los malos espíritus y no convertirse en perros amarillos en su próxima vida. Es el momento entonces de comer unas empanadillas verdes de arroz glutinoso de nombre qing tuan.
Y ahora cuéntanos tú… ¿Cómo celebras estos días, y qué recetas especiales sueles preparar?