Por lo general, hay pocos niños que no adoren la pasta. Pueden ponerse más o menos quisquillosos con las verduras o las legumbres, pero rara vez le hacen ascos a un buen plato de espaguetis a la carbonara o a uno de macarrones a la boloñesa.
Pese a todo, los peques suelen ser bastante sensibles a la rutina o a la falta de imaginación. Por eso, de vez en cuando toca encender la chispa de la imaginación en un plato de pasta para crear propuestas nutritivas, saludables y creativas: un poquito de magia para ayudar a que la pitanza entre en la panza…
1. A sacarle los colores
¡Sí!, señoras y señores. Hay vida más allá del clásico collar de macarrones pintado con rotuladores! Nuestra idea es que los tiñan de su color favorito… y que luego se los coman. Para ello, vamos a comprar colorante alimenticio y vamos a añadir una cucharada en el agua de cocer la pasta . Cuando esta hierva, añadimos los espaguetis, fusilli, farfale o penne y podremos comprobar cómo, poco a poco, se van tiñendo. Los sacamos cuando estén listos y ¡tachán! Ya tenemos un colorido plato de pasta para que los más peques alucinen.
2. Melena de espaguetis
Una manera muy sencilla de sorprender a los niños con un plato completo. Cogemos unas salchichas de Frankfurt, las partimos a la mitad y pinchamos espaguetis en crudo en uno de los extremos de cada una. Luego las ponemos a cocer en abundante agua hasta que la pasta esté lista. Cuando las saquemos, tendremos unos colegas salchicheros con una abundante melena rubia. Si les ponemos unos ojos con mahonesa y una boca con salsa de tomate habremos logrado el efecto completo.
3. El nido de los angry birds
Diles “vamos a ver comer angry birds”, y verás cómo a los niños se les salen los ojos de las órbitas. Para hacer un auténtico nido de angry birds necesitamos espaguetis y unas buenas albóndigas caseras. Cocemos la pasta, la disponemos formando un círculo alrededor del centro del plato y en medio colocamos dos albóndigas bañadas en abundante salsa de tomate. Cortando un par de triangulitos con queso cheddar tendremos el pico, mientras que con círculos de huevo cocido y de aceituna negra compondremos los ojos. Para dar la sensación de que están en un árbol, podemos colocar por debajo una ramita de apio.
4. La pequeña Gorgona
Para aquellos niños a los que les encanta la mitología vamos a hacer una pequeña Gorgona en la que sustituiremos las serpientes de su cabellera por espirales de colores. Al servir, colocamos la pasta cocida dejando un círculo en el centro, en el que “dibujamos” la boca con la mitad de un tomate cherry y hacemos los ojos con dos granos de mostaza negra, por ejemplo (que luego debemos retirar para que no se coman). Aprender comiendo…
5. Sobre ruedas
Los rotelle son pequeñas piezas de pasta que parecen rueditas. Las posibilidades a nivel de creación con ellas son infinitas: desde bicicletas en las que los espárragos verdes son el manillar y el cuadro a trenes en los que una loncha de queso puede ser el vagón. ¡Imaginación al poder!
6. Un toque de elegancia
Si queremos crear un plato distinguido, nada como tener a mano farfalle, esa pasta que tiene la forma de mariposas o, en este caso, pequeñas pajaritas. Con huevo hilado para el pelo (o zanahoria rallada), guisantes para los ojos, un tomate cherry cortado a la mitad para la narizota, un poquito de salsa de tomate para la boca y una de estas pajaritas, tendremos un payaso que nos dirá “cómeme” desde el plato.
7. El campo en el plato
Cogemos pasta de color verde (unos tagliatelle, por ejemplo) y la cocemos. Eso será la hierba. El brócoli pueden ser los arbolitos, la yema de un huevo frito el sol y un poco de queso fresco cortado con habilidad las nubes. Si queremos que sea un plato aún más completo, podemos pedirle a nuestro pequeño jardinero que lo ‘riegue’ con aceite de oliva virgen extra. Delicioso, bonito y ¡sanísimo!
8. ‘Cupcakes’ de lasaña
¿Hay algo que le entre mejor por los ojos a los niños que los cupcakes? En este caso, les preparemos lasaña. Para ello, lo único que vamos a hacer es disponer las placas de pasta en un molde para magdalenas que meteremos en el horno lleno de bechamel y carne picada. Gratinamos, sacamos y… ¡mmm!, tendremos unos deliciosos cupcakes a la italiana.
9. Busca el tesoro
Las conchiglie o conchas de pasta son unas estupendas aliadas para hacer de la comida un juego. Solo tenemos que ponerlas boca abajo y pedirle al niño que busque algo que hemos escondido debajo de una de ellas… Cuando se quiera dar cuenta, se habrá comido el plato entero. Eso sí, no olvidemos tener algo previsto cuando nos reclame, enfurruñado, su tesoro. ¿Un postre de chocolate, quizá?
10.Recurre a sus héroes
Si todo lo anterior falla, siempre podemos rememorar la escena de los espaguetis con albóndigas de la película La dama y el vagabundo, insistirle en que Garfield es un fanático de la lasaña o recordarle que Super Mario es italiano y que, como buen transalpino, adora los espaguetis. ¡Buon appetito!