¿Te peleas a diario con tus hijos para que coman? ¿Son remilgados, selectivos o sencillamente están desganados? Prueba a jugar con los colores y las presentaciones ‘dibujando’, por ejemplo, en la crema de verduras la silueta de su animal preferido con un chorro de aceite de oliva (virgen extra, por supuesto…).
También puedes darle el cambiazo: sustituye el lomo de cerdo de los libritos por berenjena o calabacín, rellénalos con queso, rebózalos y fríelos en aceite de oliva. O fríe diferentes hortalizas (zanahorias, remolachas, boniatos, yuca…) como si fueran chips que de eso siempre tienen ganas. Si los trucos no funcionan, por lo menos os divertiréis comiendo y cocinando.