Qué bien nos vendría tener a mano un termómetro de cocina que nos diera los grados de lo que estamos calentando en aceite… Si la temperatura del aceite es adecuada, ello permite que el alimento forme una película que evita que el aceite entre y el agua salga. Si está por debajo de lo deseado es posible que quede aceitoso, se cueza o se seque. Si está por encima se puede llegar a quemar por fuera sin estar hecho por dentro. ¡Importante!: no dejes que salga humo. Esto indica que se está llegando al límite de calor.
Y como no somos adivinos, podemos servirnos de un poquito de miga de pan para calcular los grados de forma aproximada. Si la miga baja al fondo y no se mueve, el aceite está aún frío. Si baja, forma burbuja a su alrededor y sube lentamente, el aceite está ya a punto (unos 160°) para verduras y hortalizas. Si la miga baja y sube rápidamente burbujeando está lista para cualquier fritura. Si no llega a bajar está excesivamente caliente, en torno a 190° y muy cerca de echarse a perder.