Eterna es la guerra en muchas casas cuando se trata de llevar verdura a la mesa. Y es que los niños no suelen ser demasiado devotos de esta familia de alimentos que, aunque muy saludables, normalmente no encuentran atractivos.
Y la misión no es sencilla; conseguir que amen y pidan ese plato que solo los mayores saben que está preparado con verdura. Colocarla donde menos lo esperan, disfrazarla y reinventarla para que no solo se la coman sin marear el plato sino que lo disfruten. ¿Cómo? Haciendo uso de superpoderes y de mucha imaginación. Te dejamos algunas ideas que ya hemos probado ¡y funcionan!
Coliflor reconvertida en masa para pizza
Si hay un bocado que les encanta a los peques ese es la pizza. Y si hay una manera de camuflar la coliflor, esa es haciéndola masa. Una masa más que saludable, sin harinas, sin gluten. Para una coliflor pequeña necesitarás 1 huevo, media cucharadita de sal y una taza de queso rallado. El proceso es sencillo: limpiar, retirar las hojas verdes y rallar la coliflor con un rallador o una picadora; cocerla unos 5 minutos a fuego medio, escurrir y dejar enfriar; batir el huevo, salpimentar y añadir el queso y la coliflor cocida hasta que quede homogéneo; extender la mezcla sobre papel vegetal e introducir 20 minutos al horno precalentado a 180 ºC.
Hamburguesas de la huerta
De la pizza a la hamburguesa, otro plato al que seguro los peques no pondrán mala cara. Claro que ellos no saben que en vez de carne se prepara con cebolla (2 unidades), zanahoria (3), calabacín (1) y patata (2). Todo bien picado y rehogado. Le añades un huevo, una cucharadita de harina ―algo más si ves que queda una masa demasiado blanda― y mezclas bien hasta que quede una especie de masa uniforme. Haz bolas, aplasta y a la sartén. Como la verdura está previamente cocinada solo hará falta dorar un poco cada cara.
Flan de zanahoria y calabaza
De zanahorias o de cualquier verdura que quieras incorporar. La clave es convertirlo en flan y que no se den cuenta. Así de sencillo. Rehoga las verduras bien ralladas y picadas. Resérvalas. O bien cuécelas o cocínalas al vapor para hacerlas puré. Mezcla, por cada 500 g de verdura (en crudo), 4 huevos, 1 vaso de leche y 1 vaso de nata. Incorpora la verdura, mezcla bien y vierte sobre un molde de horno. Coloca el molde en un recipiente con base de agua (para que se haga al baño maría) y mete en el horno durante unos 30 minutos a 180º C. Dejar enfriar y desmoldar.