Este postre típico de la repostería de Semana Santa se prepara tradicionalmente en Murcia, la Comunidad Valenciana, Cataluña, Aragón y Castilla-La Mancha, aunque se elaboran roscones parecidos en diversas comunidades españolas. Son unos pasteles suaves, esponjosos, redonditos, que suelen acompañarse de huevos de chocolate. ¡Riquísimos!
Su nombre proviene del árabe munna, que significa ‘provisión de la boca’, un regalo que los musulmanes hacían a sus señores como símbolo de fertilidad y esperanza. Parece ser que en el siglo XV ya se elaboraban en Cataluña y Valencia, donde se adornaban con huevos de gallina. Con el tiempo, se implantó la tradición de que el padrino regalara a su ahijado uno de estos pasteles coronados por tantos huevos como años tuviese el niño o la niña.
No fue hasta el siglo XIX cuando se popularizaron los adornos de chocolate y los clásicos huevos fueron sustituidos por su versión chocolatera. Todos conocemos el desenlace: los huevos fueron evolucionando poco a poco hasta convertirse en las filigranas arquitectónicas de chocolate que encontramos en la actualidad.