Hay tantas, tantísimas, maneras de comer almendras crudas, que necesitaríamos un tratado para enumerarlas todas, pero aquí tienes 4 ideas:
- Rállalas y úsalas de topping con lo que se te ocurra: bowls, yogures, zumos, helado, pasteles caseros, macedonias, cremas de verduras e incluso verduras al vapor.
- Consúmelas a modo de tentempié deluxe: un puñado de almendras, un pedazo de queso curado y unos crackers de calidad. Para acabar, un zumo verde y no se nos ocurre mejor merienda.
- Incorporálas a los guisos: con pollo, carnes en general, pescados al horno, cuscús, arroz, en salteados… Añádelas a tus recetas y cuidarás tu corazón al tiempo que aportas sabor a los platos.
- En pan y bizcochos. No importa si vives con la panificadora a todo trapo o si prefieres hornear: añade las almendras a tus creaciones y verás qué bien.