Comer sano no tiene por qué ser aburrido. Preparar una ensalada, por ejemplo, puede ser un ejercicio de lo más imaginativo. Y es que precisamente este plato permite incluir prácticamente cualquier ingrediente de tu despensa. Desde las opciones más sencillas —con lechuga, zanahoria y tomate— hasta las más elaboradas —con aguacate, salmón, queso, quinua, germinados, etcétera—, el secreto para darles un toque diferente y atractivo está en el aliño. Para eso están las cremas balsámicas.
¿Cómo convertir una simple lechuga en un derroche de sabor? Con una crema balsámica de pedro ximénez. ¿Cómo darle swing a una rúcula? Con la de frambuesa. ¿Cómo tunear una endivia? Pues con la crema balsámica de manzana. La de Módena es ideal para esas bolas de mozzarella que tanto nos gustan. Las combinaciones son infinitas: ¡suma y vencerás! Y recuerda: ¡saaaaboooorrr!