Había una vez un cacharrito, conocido como dosificador DUO, que llegó para mejorar la vida de los amantes del aceite de oliva virgen extra. Ensaladas, bocadillos, platos de pasta y, en definitiva, toda receta con aceite de oliva virgen alcanzó un nuevo nivel gracias a la precisión con que este sencillo tapón calculaba las dosis de aceite. ¿Que había que aliñar ensaladas y otros platos refrescantes? Para verter un chorro fino y preciso, estaba la ranura pequeña. ¿Que se necesitaba una mayor cantidad de aceite para preparar platos más consistentes? La ranura grande, que vertía un gran volumen de líquido, era perfecta para estas recetas.
Pero esta no era la única ventaja del dosificador DUO: hecho en un 100% con material plástico, no incorporaba ninguna pieza metálica que pudiera oxidarse y afectar a la calidad del aceite. Además, evitaba cualquier salpicadura, por lo que poco a poco se volvió imprescindible en el día a día de los cocinillas más exigentes. ¿Quién dijo que los objetos no pueden cambiarnos la vida? En el caso del dosificador DUO, conocerlo es amarlo.