Existe un mundo de pastas más allá de las clásicas elaboradas con harina de trigo común. Desde pastas de harina integral a las de arroz o de espelta; esta última una variedad muy saludable que cada día es más demandada y cuenta con mayor número de adeptos.
Si te preguntas por qué, basta con decir que su aporte nutricional es mayor al de las pastas de harina común: mayor cantidad de carbohidratos, fibra, proteínas, vitaminas y minerales como potasio, magnesio y cinc. Una carga de energía saludable que, además, apenas aporta grasa.
Cuenta con un alto contenido en proteínas de valor biológico, en las que no faltan los ocho aminoácidos esenciales, y que gracias a su adicional aporte de vitamina B12 se metabolizan mejor. Tiene más fibra y menos gluten que el trigo común y, por tanto, es más digestiva.
Pero aún con menos cantidad de gluten, no es una pasta apta para celíacos como lo son las elaboradas con arroz, maíz o trigo sarraceno. Variedades que se suman a este amplio catálogo de pastas de diferentes harinas.
Concretamente la pasta de arroz es muy común en las gastronomías asiáticas, si bien en Europa su uso está menos extendido. Rica en minerales, de aporte calórico moderado y poder saciante, es además baja en sodio y de fácil digestión.
Ahora bien, ante la curiosidad que despierta tener al alcance de la mano tal variedad de pastas pensarás ¿cómo las preparo? Sin miedo. Esa es la más acertada de las respuestas. Y es que, como cualquier pasta, la cantidad de ingredientes que admiten las diferentes variedades es inagotable. Aportarán texturas y toques de sabor que no hayas visto en pastas de harina de trigo común, pero la manera de cocinar no tiene por qué cambiar.
Claro está, que si lo que se buscas es sacar el mayor beneficio a sus propiedades nutricionales, como el hecho de que pueda ser baja en sodio o en grasa, no debemos excedernos en el acompañamiento y las salsas.