Es uno de los trucos más copiados, pero si aún no sabes cómo sacar la piel de los tomates sin hacer una escabechina te lo contamos aquí…
Llena un recipiente con agua y ponla a hervir. Coge los tomates y hazles un corte en cruz en la parte inferior. Introdúcelos dentro del agua hirviendo y deja que se escalden durante 20 segundos, no más. A continuación, refréscalos en agua fría, bajo el chorro del grifo o en otro recipiente que deberás tener a punto. La piel saldrá muy fácilmente, solo tendrás que acompañarla con el cuchillo.