El mediterráneo huele a ajo y a cebolla. Todo junto, pero no revuelto. Tenlo presente al hacer un sofrito. La cebolla tiene más contenido de agua que el ajo y necesita más tiempo para cocinarse.
Si quieres que los dos ingredientes estén cocinados en su punto, empieza con la cebolla, espera a que el agua se evapore, adquiera una textura tierna y empiece a dorarse, antes de echar el ajo. Si te adelantas, el ajo puede quemarse o cocerse, perderá propiedades y ganará en defectos. Ya sabes… el ‘mal de ajo’.