Lo tienes todo: un huevo, aceite de oliva extra virgen, vinagre y sal. Empiezas a batirlos para conseguir tu mayonesa y… ¡ZAS!, va ésta y se corta (te darás cuenta enseguida porque la mezcla no emulsiona).
Por suerte, hay una forma fácil de recuperarla: reservas la mayonesa cortada y en otro recipiente echas otro huevo y una pequeña cantidad de la salsa apartada. Vuelves a batir bien desde el fondo del envase. Cuando veas que empieza a emulsionar, añades en forma de hilo el resto de la salsa previamente cortada sin dejar de batir y… ¡Voilà!
Y recuerda: la mayonesa siempre mejor con Aceite de Oliva Virgen Extra.