Tienes hambre, quieres picotear algo y siempre te da por unos frutos secos. O siempre te da por incorporar a tus platos frutos secos, que todo lo enriquecen. Si suele darte igual uno que otro porque la verdad es que todos son tan energéticos como nutritivos, te interesará saber que hay unos que te convienen más que otros en virtud de sus propiedades.
Dejando aparte su sabor y su componente calórico, que es elevado en la mayoría de frutos secos, conviene fijarse en los beneficios que distinguen al pistacho del resto.
Está más que demostrado que el pistacho es de los frutos secos que más energía y fibra aporta, en un nivel similar al piñón y la nuez. Tiene un gran contenido en proteínas, vitaminas, minerales, ácidos grasos saludables y ninguna grasa saturada, lo que hace del pistacho un producto recomendable incluso en dietas hipocalóricas, destinadas al control de peso.
Además, estudios recientes han demostrado que consumidos con moderación y de forma regular, los pistachos están indicados para prevenir la diabetes y el cáncer, reducir el colesterol y mitigar el estrés.
Los pistachos sacian como pocos. Son también ricos en antioxidantes y su poder nutricional hace que estén especialmente indicados para combatir posibles alteraciones vasculares y mejorar el estado cardiovascular del organismo. En este sentido, resultan un tentempié recomendado ante la práctica deportiva y en combinación con ensaladas, verduras, pastas, postres e incluso aderezando carnes y pescados como rebozado. Su consumo también es beneficioso para el cuidado de la piel, puesto que retrasa el envejecimiento.
¿Qué más se puede pedir a un fruto seco tan sabroso como adictivo?
Probablemente nunca habrías imaginado tantos motivos, a cuál más que razonable, para el consumo de pistachos. Basta con aferrarse a su distintiva tonalidad verde esperanza para confiar en la efectividad de todos ellos.