Corta las berenjenas en láminas gruesas, colócalas en un colador, espolvoréalas con sal y deja que reposen 30 minutos. Esto hará que suelten el jugo y pierdan, como consecuencia, su amargor. Ahora lávalas con agua fría, sécalas bien y las tendrás listas para cocinar. Si además de quitar su amargura quieres darles un extra de suavidad, sumérgelas en agua con sal y leche. Deja que reposen un par de horas, escúrrelas y sécalas con papel absorbente.
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Líbrate del sabor amargo de la berenjena
29 julio 2016