Adiós, cochinillos. Hasta el próximo año, turrones. Volveremos a encontrarnos, amigos mazapanes. Todavía queda una última comilona navideña, pero nuestro estómago ya se ha pronunciado: ha dicho basta. Basta de grasas y de proteína; ni una gota más de azúcar tras ese festival interminable de calorías que han sido las fiestas. No y no. El empacho es tal que solo nos queda una opción si no queremos explotar: montar una comida navideña saludable, a base de platos ligeros y resultones para hacernos olvidar aquellos asados grasientos que, en otros tiempos, fueron nuestros fieles compañeros de viaje. Aquí tienes algunas ideas.
Un árbol navideño de brócoli. Es una idea infalible y sencillísima. Prepara un brócoli al vapor, y alíñalo como más te guste (¿qué tal una vinagreta a base de crema balsámica?) y disponlo sobre una bandeja en forma de árbol de Navidad. Puedes decorarlo con unos tomatitos cherry al horno, elaborar un tronco de zanahoria y usar pedacitos de coliflor, también convenientemente aliñada, como si fuesen luces. Saludable y muy, muy divertido. Si lo prefieres, también puede ser el postre: puedes crear un árbol con frutas de diferentes colores.
Una crema de patata con langostinos. Un plato sencillo, contundente y rico, que agradará a pequeños y mayores y nos ahorrará el menú infantil. Además, es muy económico. Será un entrante perfecto que no tendrá nada que envidiar a esos caldos hipergrasos que has estado comiendo hasta ahora.
Una calabaza al horno con espinacas, setas y frutos secos. El secreto mejor guardado de cualquier buen cocinero es aprovechar siempre al máximo los productos de temporada. Una receta que nunca falla, muy baja en calorías y deliciosa, consiste una buena calabaza al horno, cortada por la mitad, acompañada de una guarnición de espinacas y frutos secos (y, si lo deseas, unas patatas). Su sabor dulce y meloso agradará a toda la familia, y os sentiréis ligeros e hipervitaminados.
Una fondue de chocolate negro con fruta. En lugar de esos postres cremosos, los helados, los turrones y demás dulces tentaciones navideñas, puedes apostar por una fondue de frutas variadas con chocolate negro fundido: nunca falla.
Brochetas de verduras. La brocheta siempre viste, permite numerosas combinaciones y podemos sorprender al personal con creaciones sui géneris. ¿Qué tal una mezcla de tofu, calabacín y tomate cherry? ¿O pollo con berenjena y zanahoria? ¿O una ensalada caprese con tomate cherry, bolas de mozzarella y rabanitos?
Canelones vegetales. ¿Y si sustituimos la clásica pasta de canelones por tiras de calabacín rellenas de verduritas al gusto? Una bechamel ligera a base de aceite de oliva virgen extra y bebida de nuez y ya tendremos un plato saludable y vistoso, equiparable a los clásicos canelones. Si prefieres optar por la pasta, siempre puedes elaborar un simulacro de espaguetis con tiras finas de calabacín: están buenísimos y siempre logran sorprender al personal.
Pescado crudo al poder. Ceviches y tartares van a ser los reyes del mambo si buscamos una comida navideña healthy. Son platos muy sabrosos y resultones, poco habituales en las mesas de fiestas, que reforzarán nuestra imagen sibarita y aportarán muy pocas calorías y un montón de nutrientes.