Además de ser grandes aliadas para tunear tus platos veraniegos —desde una ensalada a un helado—, las nueces son un protector solar natural y contribuyen a preparar la piel para protegerla del sol. Pero ojo: no nos referimos a que puedes olvidarte de tu protector solar habitual y te dediques a comer nueces como si no hubiese un mañana. Debes combinar su consumo con el uso de protector adecuado para tu tipo de piel frente a los rayos ultravioletas.
Te ofrecemos algunos consejos para disfrutar de los beneficios del sol sin poner en riesgo tu salud dermatológica. Aunque no te expongas directamente al sol, debes llevar siempre protector solar de factor alto e ir reponiéndolo a menudo, pues no basta con una sola aplicación. Además, hay que evitar las horas de mayor insolación (de 12 h a 16 h, aproximadamente). Una vez aplicada la protección, puedes lanzarte a comer nueces como garantía de un bronceado saludable y bonito.
Un sinfín de propiedades y beneficios
Y es que este fruto seco todoterreno no solo está buenísimo, es versátil a más no poder y probadamente cardiosaludable, sino que además contribuye a proteger la capa externa de las células contra la incidencia de los rayos UV gracias su aporte de vitamina E, fundamental para prevenir la degradación celular, o apoptosis. De hecho, muchos de los protectores solares sin productos químicos que hay en el mercado, y que apuestan por una protección natural, incluyen aceite de nueces en su composición.
Además, las nueces tienen reconocidos efectos antienvejecimiento, ya que nutren la piel desde el interior, aumentan el crecimiento de las células sanas y previenen la aparición de arrugas, retrasando el envejecimiento cutáneo. Por otra parte, aportan vitaminas del grupo B. Estas son fundamentales para combatir el estrés y calmar los estados de ánimo negativos, que suelen incidir también sobre nuestra piel al favorecer la aparición de líneas de expresión y ojeras.
Las aliadas perfectas
Así pues, las nueces se convertirán en las perfectas aliadas de tu piel durante los meses de más calor, en una doble dirección: por un lado, serán las mejores amigas de nuestra crema solar gracias a su efecto protector contra los rayos ultravioletas, y por otro ayudarán a nuestra piel a combatir los efectos nocivos del sol, que suele resecarla y estropearla si no lo tomamos de forma adecuada.
Si, además de las nueces, contamos con otros aliados naturales para protegernos del sol, desde el aceite de oliva virgen extra a algunas plantas calmantes como el aloe vera, el éxito de nuestro bronceado estará asegurado. No nos quemaremos ni nos tostaremos en exceso, ni adquiriremos ese tono mate tan poco favorecedor, sino que iremos cogiendo poco a poco un bonito tono dorado. La clave es protegerse correctamente de los rayos solares y, sobre todo, tener paciencia para broncearte sin prisas, de forma segura y saludable.
Cómo consumirlas
¿Cómo consumir nueces más allá de picar un puñadito de vez en cuando? Muy fácil: rállalas e incorpóralas a tus postres, ya sea helado, yogur —¿has probado a rallar también una onza de chocolate negro y rematar con frutos del bosque?—, frutas naturales o un pastel casero. Añádelas a tus ensaladas multicolores, incorpóralas a tus carnes y pescados y acostúmbrate a llevarte un puñadito a tus sesiones playeras: una manzana y unos frutos secos son el tentempié perfecto, ¡anímate a probarlo!