Qué duda cabe de que la agricultura es una actividad muy sacrificada. Los árboles no entienden de horarios ni de festivos, de la misma manera que la climatología no entiende de ciclos de producción y cosecha. Pero también es cierto que el campo te devuelve lo que siembras. Con cuidado, tiempo y pasión, llega el momento de la recompensa: la cosecha de unos frutos exquisitos que representan semanas, meses y años de esfuerzo y dedicación por parte de cientos de entregados agricultores.
Los frutos del nogal pasan por dos fases diferenciadas antes de estar listos para la cosecha. La primera etapa corresponde al crecimiento del fruto, es decir, las esferas de color verde que contienen las nueces, y suele darse entre mayo y junio. En la segunda etapa, entre finales de junio y setiembre, se produce el llenado de las nueces. Al final de esta segunda fase, cuando la nuez ya está formada y se agrieta su envoltura, llega el momento de la recolección. Es entonces cuando los nogales se agitan para que dejen caer las nueces al suelo. Una vez cosechadas, hay que separar las nueces del casco exterior y dejarlas secar en una zona con una temperatura determinada y un flujo de aire constante.
Borges dispone de cerca de 500 hectáreas de plantaciones de nogal ubicadas en la provincia de Badajoz y en Guadix (Granada). Allí se cultivan las nueces Pizarro, con una cáscara redondeada y de color oscuro, bien sellada, pero de fácil apertura. Una apuesta firme por el producto de proximidad y temporada que se traduce en unas nueces con un sabor espectacular.
