Existen tantos motivos, que no sabemos por cuál empezar. Aquí tienes algunos:
- Son saciantes: te ayudarán a no andar picoteando todo el día.
- Son versátiles: las puedes añadir a helados, batidos o smoothies, o bien llevar un puñado encima y echar mano de ellas cuando necesites matar el gusanillo.
- Son proteínicas: en verano, cuando el cuerpo a duras penas pide fruta y ensalada, a veces nos olvidamos de este nutriente imprescindible.
- Contienen fibra: equilibrarán tu tránsito intestinal por mucho que trastoques tus horarios y rutinas.
- Son ricas en vitaminas del grupo B: ideales para disfrutar de una piel estupenda (entre otras cosas).
- Tienen zinc: tu melena, fácilmente dañada por los efectos del sol, te lo agradecerá.
- Tienen ácidos grasos omega 3: cardiosaludables a más no poder.