Que se puede enamorar a alguien a través de la cocina es una gran verdad. Seguramente no pasarás de cero a cien en esa primera cita, pero quizá sí darás ese golpe de efecto que haga que tu acompañante acabe por rendirse a tus pies. Eso sí, ten en cuenta una serie de consejos antes de ponerte manos a la obra porque lo que podría ser una romántica velada también puede acabar por convertirse en una situación de lo más incómoda.
Por ejemplo, planifica en menú sin caer en grandes creatividades, un plato sencillo lleno de sabor triunfa siempre. Puedes tirar de creatividad, sin embargo, a la hora de presentarlo; hay un montón de recursos que harán que antes de hincar el diente quede cautivado o cautivada por los ojos. Sorprende, pero no arriesgues. Sobre todo si aún no sabes si le gusta, por ejemplo, el pescado crudo o el picante. ¿Todo claro? ¡Empecemos a cocinar!
Entrantes, una antesala en frío y caliente
Puedes preparar unos entrantes al centro de la mesa que permitan arrancar la velada de manera informal, mientras el ambiente se relaja con ayuda de un buen vino (otro tanto importante que debes atender). Te proponemos algunos platillos fríos y calientes para compartir.
Toda una declaración de intenciones, vaya… ¿Ideas? Aquí tienes, por ejemplo, un artículo con cinco aperitivos saludables que publicamos recientemente, pensados para ocasiones especiales.
Tampoco es necesario agasajar con diez platos antes del principal, pero demuestra que te desenvuelves con soltura preparando algo más que una ensalada. Una fina crema ―fría o caliente, depende de la época del año―, unos originales dips o unos rollitos de berenjena con queso crema y nuez pueden ser un acierto. Echa un ojo a estas sugerencias.
Principal, a lo seguro
¿A quién no le gusta la pasta? No sabemos si es más de carne o de pescado, de cocina tradicional o de fusiones de toque exótico, así que caminemos sobre terreno firme y preparemos una buena receta de pasta. No tienes por qué recurrir a la tradicional boloñesa o carbonara, hay un sinfín de opciones originales que la pasta admitirá muy agradecidamente.
Verduras, carnes, delicias del mar… una tradicional puttanesca o una marinera de almejas y gambas seguro que triunfan. Compensa los sabores de entrantes y principal. Es decir, si preparas entrantes de mar opta por una pasta con verduras o carne y al revés, para no caer en la monotemática.
Postre sí, pero ligero
Después de la comilona, y más si tu acompañante ha sido educado y ha ido apurando las sugerencias, no será conveniente rematar la faena con un postre demasiado dulce ni copioso. Es preferible optar por cerrar la cena con un broche fresco que invite a seguir conversando cómodamente. Una mousse, un milhojas con crema de queso y membrillo o cualquiera de estas ideas serán acertadas.