¿Te pasas el día con prisas? ¿Sientes que no has parado ni un minuto desde que te has levantado? En esos días en los que necesitas urgentemente un momento para ti, nada mejor que regalarte un rato de mindfulness al llegar a casa antes de continuar con la jornada.
Lo primero es ponernos cómodos: desabrocharnos cinturones, librarnos de zapatos y aflojar corbatas. Respiramos hondo, nos ponemos una música o un podcast que nos guste, dejamos el móvil y las pantallas bien lejos y nos preparamos una merienda delicatessen y sana: ¿qué tal un yogur griego bien cremoso con fresas, virutas de chocolate y un puñado de nueces? Degústalo con calma mientras te concentras en tu respiración y disfrutas del momento. Cuando termines, dedica un rato a algún pasatiempo, desde hojear una revista hasta hacer alguna manualidad que te relaje.
¡Ah! Y antes de seguir con el trajín del día, y una vez que le hayamos dado al cuerpo el relax que necesita, ¿qué tal un poco de movimiento? Saltar, por ejemplo, nos hará liberar endorfinas y quedar como nuevos.*
*(Sí, claro que puede ser encima de la cama; no se lo diremos a nadie…)
