Coloca las fresas en un recipiente plano y amplio para que haya menos contacto entre ellas. Luego cúbrelas con papel film agujereado y guárdalas en la nevera. Para apreciar mejor su sabor, sácalas del frigorífico con una hora de antelación y, sobre todo, no las trocees ni cortes el tallo hasta el momento de consumirlas.
¡Ah! Y no olvides que las fresas son de las pocas frutas que pueden congelarse, así que aprovecha cuando estén en temporada para guardarte un caprichito para el invierno. Acuérdate de lavarlas bien y secarlas antes de meterlas en el congelador.