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Diez placeres permitidos si estás a dieta

6 febrero 2018

Estar a dieta no significa sufrir, ni mucho menos. Atrás quedaron los tiempos en que se nos caían las lágrimas ante unas acelgas hervidas y un triste filete de merluza al vapor cuando intentábamos ganar la batalla contra la báscula. El sentido común nos dice que si una dieta nos hace sufrir, hay algo que falla. Y es que no hay que obsesionarse con perder kilos a toda pastilla, sino hacerlo lentamente e incorporar hábitos saludables, como los que te indicamos a continuación. Estos pequeños diez placeres gastronómicos, en definitiva, te harán olvidar que estás a dieta.

1- Macedonias de frutas.
A media mañana, para merendar, para cenar, para coger fuerzas al empezar el día… No te cortes a la hora de combinar frutas de temporada, prepararte una buena macedonia y añadir una pizca de frutos secos triturados. Serán un aporte delicioso de fibra, proteínas y hierro, además de azúcares, que te hará olvidar los dulces.

2- Infusiones a todas horas.
Prueba a sumergirte en el maravilloso mundo de las infusiones. Seguramente te has quedado en los clásicos tés y no sabes que existen infusiones prácticamente de todo. Prepáratelas cuando tengas hambre, pues no solo son saciantes sino también diuréticas, y algunas contienen gran cantidad de antioxidantes.

3- Quesos de pasta blanda.
¿Sabes que los quesos duros pueden llegar a engordar el doble que los de pasta blanda? Elige un brie antes que un manchego o una mozzarella antes que un cabrales, y no te pierdas estos pequeños placeres de la vida. Si no abusas y lo comes de vez en cuando, el queso no solo te hará feliz, sino que se convertirá en un gran aliado para mantener la línea y seguir disfrutando de incontables recetas.

4- Mariscadas porque yo lo valgo.
Ojo, que el marisco tiene colesterol pero muy pocas calorías, y tal vez te acostumbres pronto a cambiar aquellos espaguetis a la carbonara por un salteado de gambas frescas. O la hamburguesa con salsa por un buen bol de mejillones con una patata hervida y un chorro de aceite de oliva. A ver si hacer dieta no va a estar tan mal…

5- Zumos y batidos.
De frutas, verduras o con una base de bebida vegetal de nuez. Los smoothies van a ser tus mejores amigos cuando estés a dieta, pues no solo te saciarán, sino que aportarán gran cantidad de energía… ¡y están riquísimos!

6- Sí a la pasta.
Estar a dieta no significa renunciar a los carbohidratos, como recomiendan algunas de esas dietas low-carb que se han revelado nefastas para la salud. Los carbohidratos, como los de la pasta, nos aportan energía, nos sacian y son saludables. ¿Qué tal unos penne con salsa de tomate, albahaca y algo de pollo? ¿O unos espaguetis con verduras salteadas? Si no se abusa de los aderezos, la pasta es un almuerzo saludable, versátil y ligero.

7- Frutos secos para picar.
¿Eres de los que aguanta muchas horas sin comer para mantener la figura? Craso error. Si a media mañana tomas un puñado de frutos secos, junto con una infusión o un zumo, llegarás al almuerzo con menos apetito y acabarás comiendo menos. Trata de comer cinco veces al día, estés o no a dieta. Tu cuerpo te lo agradecerá.

8- Al rico bol.
Las combinaciones multicolores con todos los ingredientes imaginables serán grandes aliadas de nuestra puesta a punto. Con quinoa, verdura, pescados crudos, legumbres, semillas… ¡Crea boles a tu antojo y lleva cada día uno distinto al trabajo! Vas a ser la envidia de todos aquellos que se las ven a diario con un triste fast food.

9- Sí al pan.
Decíamos antes que los carbohidratos deben ser aliados de nuestra dieta aunque queramos perder un poco de peso. Lo que incluye el pan. Lejos quedan aquellas dietas restrictivas que nos lo prohibían, pues ahora los puedes escoger de espelta, centeno, cereales, kamut, con semillas, integrales… Con una rebanada de pan, un chorro de aceite de oliva y un poco de aguacate puedes conseguir el desayuno ideal.

10- Sí a los caprichitos.
No hay que abusar, pero hacer dieta es una carrera de fondo: más vale saltársela un día para retomarla con más fuerza que acabar abandonándola porque te cuesta horrores. Concédete un día a la semana para darte un caprichito y disfrútalo a tope: un helado, un dulce, una hamburguesa… Y después, sigue con los buenos hábitos.

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