¿Sabías que cada año se desaprovechan más de 1.300 millones de toneladas de alimentos? Es decir, ¡un tercio de la producción mundial! ¿Y que esa cantidad serviría para alimentar a 2.000 millones de personas? Son datos estimados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, que además concreta que un 42% de ese desperdicio proviene de los hogares y que sería evitable en un 60%.
Imaginamos que, tras conocer estos datos, te habrás quedado de piedra. No es para menos. Es un problema que se puede abordar desde perspectivas que van de lo nutricional a lo ético pasando por lo económico, social o medioambiental. Algo en lo que debemos implicarnos todos porque a todos nos afecta. ¿Cómo? Para empezar, planificando la semana. Te contamos algunas claves:
1. Revisa tu despensa y tu frigorífico regularmente y anota los productos que se vayan agotando.
2. Practica el sistema FIFO (first in, first out), es decir: lo primero que entra será lo primero en salir.
3. Verifica periódicamente las fechas de caducidad y de consumo preferente. ¡Que no se te pasen!
4. Diseña un menú semanal completo teniendo en cuenta los productos de que dispones.
5. Haz una lista de lo que necesitas comprar incluyendo las cantidades según las comidas planeadas, el número de comensales, etc.
6. Compra productos frescos, ¡sí! Pero solo los imprescindibles para ese menú. Sería una pena echarlos a perder.
7. Hazte con una buena despensa de productos de larga duración, como por ejemplo las conservas, así como de productos congelados. Te permitirá improvisar.
8. Organiza bien la compra y los productos, tanto fuera como dentro del frigorífico: separan los productos cocinados de los frescos y la carne y el pescado de las verduras, por ejemplo.
