Para empezar hacemos un volcán de harina, lo llenamos con una mezcla de levadura, leche y un poco de sal y lo pastamos hasta conseguir una masa homogénea. Si lo preparas con los peques de la casa, ésta es la mejor parte y la que más les gustará!
Una vez hecha la masa (recordad, no tiene que pegarse a nada), la estiramos con un rodillo y la cortamos en triángulos. En el centro del triángulo ponemos un poco de sobrasada (podemos cambiar de ingredientes según lo que nos apetezca). Lo enrollamos como si fuera un croissant. Lo pintamos con el huevo batido y le ponemos las nueces trituradas encima.
Lo dejamos fermentar una hora y luego lo ponemos 10 minutos en el horno bien caliente y a temperatura máxima (¡vigilad que no se os queme!).
Y ya tenemos la merienda lista.